Marzo con maitri
Comienza marzo y muchos sentimos que empezamos un nuevo ciclo. La rutina nos da cierta estructura. Hay actividades que se nos vuelven a presentar, quizás para algunos con ciertas diferencias, pero poco a poco nos vamos armando un set de alarmas –cuyo sonido nos hace arrugar el entrecejo- y recordatorios que usamos a diario para no pasar por alto algo importante.
A propósito de lo escrito por Loreto Molina en el post de la semana pasada sobre el tiempo, entendido como un fenómeno tanto del mundo externo como de nuestra conciencia, pienso sobre las trampas que nos hacemos al planificar. A veces ocurre que intentamos hacer muchas cosas en poco tiempo y al estar trabajando en la primera, nuestra mente ya se escapa a la segunda. Así, perdemos presencia en el momento presente y el tiempo, que habíamos planificado matemáticamente, parece correr más rápido que nosotros. Se vuelve una especie de competencia con nosotros mismos y frecuentemente sumamos frustraciones a la mochila que cargamos durante el año.
Si alguna vez les ha pasado lo anterior, les propongo planificar nuestros días teniendo como premisa el concepto de maitri o amistad incondicional con uno mismo. Esto implica planificar siendo amables con nosotros, haciendo de nuestro horario una herramienta para lograr objetivos y no un sistema de autocastigo.
Llevar a cabo esta propuesta requiere trabajo. Para ser amable con alguien necesito aprender a relacionarme con esa persona, saber qué necesita para estar bien, qué busca. En este caso, esa persona soy yo. El maitri requiere de un trabajo de autoconocimiento y autoaceptación que, desde nuestra propuesta, viene de la mano de la práctica de la meditación.
Lo anterior es válido para todos. Novatos y expertos, todos nos enfrentamos a cada práctica como un nuevo paso. No hay muchos requisitos más que intentarlo y dejar que los beneficios de la práctica se muestren en cada uno.
La monja budista norteamericana Pema Chodrön escribió: “La meditación nos toma tal como somos, con nuestra confusión y nuestra cordura. Esta aceptación completa de nosotros mismos como somos se llama maitri, o amistad incondicional, una relación simple y directa con la manera en que somos.” Asimismo, sostenía que la meditación es totalmente no violenta y no agresiva. Practicamos por nuestro bienestar y el de nuestro entorno.
La invitación es a intentarlo -o reintentarlo- buscando alguna manera que resulte armónica con nuestros horarios, visualizando en qué momento podríamos reservar 3 o 5 minutos para practicar, dónde nos acomodaría hacerlo y sobre todo, por qué. Los beneficios de la práctica son inmensos y sobre ello podemos leer mucho, pero lo importante es encarnarlo practicando. Pequeños cambios que den espacio para 3 o 5 minutos de práctica pueden traer grandes beneficios.
Como ven, esto se transforma en una espiral: la invitación es a incluir un espacio para meditar dentro de nuestra planificación diaria y, a su vez, esta práctica traerá beneficios que impacten en nuestra autoaceptación y autoconocimiento, mejorando nuestra relación con nosotros mismos y con el uso del tiempo. Una alarma más que indique el momento de la práctica seguro hará que las otras suenen distinto.
Escrito por: Daniela Morrás