Predicciones 2019
Escribo estas líneas frente a un bosque de araucarias en el sur de Chile. Es un paisaje sobrecogedor que me inspira, a propósito de las fechas, a compartir algunas reflexiones sobre el mindfulness y el nuevo año.
Más allá de que la meditación se asoció inicialmente, hace unas décadas, con la movida new age o con religiones esotéricas, y que hoy, al hablar de mindfulness, podamos poner sobre la mesa muchísima evidencia científica, estamos hablando de algunas cosas que son bastante simples (pero profundas): Las prácticas de mindfulness nos ofrecen la posibilidad de contar con herramientas para trabajar con nosotros mismos, con nuestra propia salud mental, que según Richard Layard es la gran variable dejada de lado en las sociedades occidentales. A la vez, las prácticas de mindfulness nos permiten agregar una dimensión espiritual en nuestras agitadas vidas. Dimensión que parece habérsenos perdido entre tanto estrés laboral, tanto multitasking y tanto sacerdote abusador destapado durante los últimos años. Byung Chul Han, en su hermoso libro “El aroma del tiempo” sugirió que, para salir de la crisis actual, es necesario re equilibrar el tiempo productivo con el tiempo contemplativo. Y eso es lo que nos puede entregar la meditación: tiempo con aroma.
Las prácticas de mindfulness nos ofrecen la posibilidad de contar con herramientas para trabajar con nosotros mismos, con nuestra propia salud mental, que según Richard Layard es la gran variable dejada de lado en las sociedades occidentales.
Pese a que el diagnóstico está bastante claro: el 2018 el 58% de las enfermedades profesionales se debió a salud mental (Fuente: SUSESO) mi postura sobre el mindfulness es realista-esperanzada, ya que en mi trabajo suelo encontrarme con mucha resistencia para incorporar estas prácticas en diversos contextos, sobre todo a nivel de directivos de organizaciones: empresas, organizaciones de salud y organizaciones educacionales. Suele faltar tiempo, recursos, pero sobre todo, visión.
Al mismo tiempo me relaciono de manera esperanzada con el mindfulness cada vez que soy testigo de la transformación en las personas al incorporar pequeñas prácticas en su vida diaria y en su quehacer profesional. Escuchar esos testimonios me hacen creer que en medio de este tiempo de crisis que nos tocó vivir, las prácticas de mindfulness podrían ayudarnos a descifrar el acertijo que esta época de incertidumbre y cambio climático nos está planteando.
¿Podrán más directivos de distintas organizaciones acercarse a las prácticas de mindfulness?, ¿Podrán las prácticas de mindfulness formalizarse para pasar a ser ofertas concretas dentro de la salud y las políticas públicas en Chile? Me hago estas preguntas mientras miro el bosque de araucarias frente a mi. ¿Qué pensarán estos majestuosos árboles, que han visto pasar cien, doscientos, quinientos y quizás mil años frente a ellos?
Escribo esto y me acuerdo que Thomas Kuhn señaló, luego de estudiar la historia de la ciencia, que las nuevas ideas no se imponen sobre las antiguas porque quienes las detentan cambian de parecer, sino porque los defensores de las viejas ideas, mueren.
Como dice el refrán: cuando está más oscuro es porque estás más próximo a amanecer.
¡Feliz Año Nuevo para tod@s!
Bruno Solari